De Nirgua a Unare, pasando por Canoabo, Patanemo, Turiamo, Choroní, Chichiriviche, Naiguatá, Curiepe y Barlovento.
La vertiente costera de la cordillera central venezolana es un paraje hipnótico y cautivador. Su gran riqueza cultural, que hace patente los lazos que nos unen con el continente africano, se amalgama con su envolvente biodiversidad, creando una experiencia imposible de olvidar. Son imágenes y sonidos muy evocativos para todos los que hemos tenido el privilegio de pasar tiempo inmersos en esa espesura.
¡Espesura que siempre se acompaña de café y cacao!
Las tazas Quitiplás son piezas únicas hechas a mano en porcelana negra, ilustradas por María Raquel Ferrer en honor a la cornucopia de sensaciones que esta región nos ha brindado.